14/1/09

Las tres torturas chinas

Tras un expedición problematica uno de los hombres de la misión se pierde en la vasta jungla china. Hace casi tres semanas que su único alimento son plantas y frutos que encuentra. Está muy débil y ha tenido que dormir en cuevas o bajo los árboles.

Una tarde encuentra una antigua casa entre los árboles, cubierta casi por completo de una gran parra. Aparentemente, es la única edificación en el área y el humo que sale por su chimenea indica que su dueño, quién quiera que sea, se encuentra en casa.

Sin dudarlo, se acerca a la vivienda y golpea a la puerta y un anciano, con una barba que parece llegar hasta el piso, sale a recibirlo. El anciano lo mira y le pregunta "¿Qué deseas?".

"He estado perdido por casi tres semanas. No he podido comer ni dormir bien desde entonces. Le agradecería eternamente si me ofreciera alimento y una cama, solo por esta noche", respondió el hombre.

El anciano chino piensa por un instante y luego responde "Le ofreceré comida y lo dejaré dormir en mi casa, pero con una condición: no se acerque a mi nieta".

El hombre terriblemente exhausto y hambriento aceptó "Le prometo que no le causaré problemas. Mañana al amanecer seguiré mi camino".

"Muy bien, pero si llego a descubrir que no cumplió su promesa me veré obligado a realizarle las tres peores torturas chinas, que el hombre jamás conoció", le advirtió el anciano.

"No se preocupe, tiene mi palabra", dijo el hombre mientras entraba a la antigua vivienda. Además, pensaba en ¿que clase de mujer podría vivir en la selva durante toda su vida?.

Esa noche, después de haber tomado un baño, el hombre bajo a cenar. Fue ahí cuando la vió. La nieta del anciano era una mujer increíblemente hermosa, como una perla.

Hacía tres semanas que se había perdido y varios meses que debido a la expedición no estaba con una mujer. Y la muchacha en toda su vida solo había visto a su abuelo y ocasionalmente algún monje. No pudieron quitarse la mirada de encima durante toda la cena.

Después de cenar y cuando todos se encontraban ya en sus respectivos dormitorios, el hombre salió de su habitación y se dirigió a la de la muchacha. Pasó casi toda la noche con ella, tratando de hacer el menor ruido posible. El hombre regresó a su habitación pensando "Vale la pena sufrir cualquier tortura china después de esta experiencia".

A la mañana siguiente, un terrible peso en la mitad de su pecho lo despertó. Al abrir los ojos descubrió una inmensa roca sobre él. En la roca había una inscripción que decía "1ra. tortura china: una piedra de 70 kilos sobre tu pecho".

"Qué tortura más inocente", pensó el hombre. Se levantó camino hasta la ventana y arrojó la roca. Del lado de atrás de la roca, otro cartel avisaba "2da. tortura china: roca atada al testículo derecho".

La roca ya se encontraba cayendo y el hilo se estiraba. Desesperado, decide saltar tras la roca "de esta altura tal vez solo me quiebre una pierna pero no perderé mi testículo". Ya en el aire, observa que afuera, en la ventana, se encontraba un tercer anuncio "3ra. tortura china: testículo izquierdo atado a una pata de la cama".

Moralejas: La hormiguita y la chancha

Llega la hormiguita al borde del rio y se da cuenta que, debido a su tamaño, le resulta imposible cruzar. Así estaba, meditando acerca de como hacer para cruzar del otro lado, cuando llega la chancha, que se sorprende de encontrar a la hormiguita sola y con cara de preocupada. Le pregunta, entonces:

CH: Que pasa, hormiguita, que te veo acá solita, con cara de preocupada y con la vista fija en el horizonte?

H: Es que quería cruzar el río y ahora me doy cuenta que no voy a poder hacerlo...

CH: Pero escuchame, el río no es muy alto tendrá menos de un metro. Y yo tengo que cruzar del otro lado. Así que, por que no te subís a mi lomo y yo te cruzo?

H: No, gracias. Deja, no importa...

CH: Pero dale... Si no me cuesta nada... Por que me decís que no?

H: Mira, chancha: vos estas toda llena de barro y tierra.Y no es que tenga nada contra vos ni que quiera ofenderte, pero me da un poco de asco. Y encima, tenes feo olor.

CH: Ma'si, morite, hormiguita de mierda - dijo la chancha y cruzo para luego perderse del otro lado del río.

La hormiguita se quedo entonces sola y de repente se le ocurrió que hacer: junto cuatro junquitos que encontró por ahí y, con un poco de inventiva, se fabrico una pequeña balsita que, calculo, debería soportar su peso sin problemas. Una vez que hubo terminado se lanzo, intrépida, a la ardua tarea de llegar a la otra orilla. Pero a mitad de camino lo mas terrible sucedió, la pequeña balsita de paja no resistió y se fue a pique al fondo del río con hormiguita y todo.

MORALEJA: Mas vale una cerda sucia y maloliente que cuatro pajas mal hechas.