Se jugaba el clasico barrial y para profesionalizarlo un poco habíamos comprado camisetas, pantalones y hasta un futbol adidas. La placita estaba colmada por padres y vecinos al pedo. Todos querían ver el partido. Parecía un boca-river.
El problema fue que estaba muy fumado y en la primer pelota dividida, al flaco Bulnes, le entré como Ruggeri a Chilvavert. La diferencia es que yo si lo agarré. Como lloraba esa pobre criatura.
Me juré nunca mas entrar a una cancha drogado y así fue como deje de jugar el fulbo para siempre.
5/6/08
Clásico barrial
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